miércoles, 13 de noviembre de 2013

Luciérnagas en la memoria: Agradecimientos


Muchas personas compartieron conmigo sus vivencias y las de sus familiares, testimonios en la mayor parte de los casos enterrados y pervertidos por la versión oficial. Quiero expresar mi enorme gratitud a todas los que, en un momento u otro, participasteis en Luciérnagas en la Memoria.
Ángel Jardón me ayudó con la crítica y corrección de las sucesivas versiones de la obra, aportando su exigente juicio. Con Héctor realizamos un singular periplo por los dos continentes en pos de los protagonistas, una lección de Historia que espero nunca olvide. Arantxa colaboró también con lecturas y comentarios, pero, sobre todo, con su entusiasmo por el personaje de Adriana. Aquiles es un regalo para ella.
José Manuel Pena García, entre otra mucha documentación, me consiguió una copia de las Memorias de un Guerrillero, de Manuel Coto Chan, un diario real, inédito e imprescindible para reproducir en Los cuadernos de Jacinto el lenguaje, las expresiones de la época y, sobre todo, transmitir las convicciones de los fugaos.
Ramón Lavandera me facilitó copia del contenido sus archivos, de valor incalculable para la narración. En las cartas se recogen literalmente algunas frases extraídas de correspondencia real, que las dotan de una singular frescura y riqueza. La elección de una ubicación concreta, como Biedes y los montes de Espinaréu, obedece también a su participación, y con su familia recorrimos los montes de Piloña ubicando escenarios, en compañía del fallecido Balte, que sirvió de enlace a la guerrilla.
Cuando conocí a Manuel García Fernández, era director del Centro Asturiano de Tucumán y fue él quien me proporcionó la información referida a Los Pachorros y su papel durante tres generaciones en el auge y caída de los ingenios azucareros de la provincia.
Con mi hospitalaria y querida amiga Marta Zusana Rufeil profesora de Archivística en la Universidad de Córdoba, recorrimos esa provincia argentina. De su mano seguí la huella del Che en Alta Gracia y ella me ilustró con casos reales la resistencia subterránea a la dictadura de Videla.
José Antonio Merlo, colega de profesión y asociación (APEI), bibliotecario internacional, me regaló un personaje, Felisindo, malo, malo de verdad, aunque el de verdad era bueno, bueno.
Quiero dejar constancia de mi especial gratitud a Helena Suárez y Carro, por su paciencia, trabajo y dedicación; sin ella esta aventura literaria no hubiera sido posible.
En cuanto a Elías Megido, Dios creó el mundo en siete días, a él le hubieran bastado tres. No se sabe con qué te puede sorprender un creativo.
Una mención especial a Andrés Laína, que sin conocerme estuvo siempre dispuesto a ayudarme y creyó en la novela cuando todavía era un borrador avanzado.
Y a Nerea Sánchez, que me regaló la fantástica web www.luciernagasenlamemoria.es clave del éxito de la promoción.
Luciérnagas en la memoria, lleva 3 días Número 1 en descargas gratuitas por delante de El Quijote, Dostoievsky y Recetas de cocina para Navidad!!!
Gracias a tí, lector, lectora.

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