martes, 31 de marzo de 2009

Aprendiendo de la crisis global




El banco de España interviene la Caja de Castilla-La Mancha y los inversores, depositarios, clientes en general, se muestran encantados ¡ahora sus ahorros están más seguros que nunca!


Los EREs, en plural, llegan a nuestras vidas y son las grandes empresas, cuyos millonarios beneficios parecen empeñados en olvidarse, las primeras que los aplican con gran alegría, presionando al Estado para que intervenga también, aunque interviene menos... son trabajadores, personas, no las finanzas, quienes están en peligro.


Personas que, en su día, olvidaron la más elemental de las reglas (yo tuve una abuela que lo repetía siempre): "Nadie da duros a cuatro pesetas", por no olvidar el memorable: "Hay que leer siempre la letra pequeña". Y llevadas por el insaciable ansia consumista, confundieron a los bancos con una ONG, su sueldo con el de un ministro y su vida con una película donde todos eran ricos, guapos y tele-felices. Sobre todo, ricos.


Aquí todo el mundo vivía por encima de sus posibilidades, animados y jaleados a ello por los especuladores ajenos y la ambición propia. Si Aznar casaba a la hija como una infanta, Pepe se empufaba para casar a su princesa. Y si la niña, cajera del Alimerka, quería una casa como las del Hola, pedía un préstamo. Y el marido, albañil, no iba a ser menos que sus ídolos del Madrid, y cambiaba de coche como de gayumbos. Las vacaciones, como los de Moñaco, a todo lujo y al-canfor. Ignorando (de ignorancia) que padre, niña, marido, casa, coche... eran propiedad del banco por los días y más allá de la muerte, como bien habían firmado antes de una mariscada para celebrarlo. Dame más, daaame más... Habitabamos la burbuja extasiados, o más bien, vivíamos en la pompa. Ahora ya podemos poner el culo en idem, para que nos den que nos preste, de bien merecido que lo tenemos. Yo me alegro de haber tenido abuela.

Os recuerdo que el dinero público sale de nuestros bolsillos y que la metástasis puede acabar carcomiendo todos los órganos, incluído el Estado si lo dedica a empresas ruinosas, cuando no grandes estafas del Capital, ente quimérico encarnado en el amable señor del banco que cobra a comisión. ¿¡Dónde están las ganancias de las vacas gordas!? ¿¡Qué porcentaje de ellas repercutieron en educación, sanidad, cultura, deportes, medioambiente..¡? Aquí se hartó de comer todo el mundo y nadie aportó ni el chocolate del loro, que veréis como es lo primero que se reduce: el gasto social.

La pregunta es: ¿Nos ha servido para aprender algo?

4 comentarios:

Anónimo dijo...

A mi toda esta situación me trae a la imaginación un güateque que unos tíos se han estado montando durante años, no sólo en el salón que tenían reservado sino en todas las habitacionse de la casa en que se han ido metiendo como si fuera la cosa más natural del mundo (un supuesto casero así lo atestiguaba). Pero he aquí que la fiesta se terminó (ya casi no había habitaciones que ocupar y el supuesto casero comenzó a asustarse porque ya no se creía su papel) dejando los tíos la casa hecha unos zorros, sobre todo de vómitos. Y si te he visto no me acuerdo, se les oyó decir mientras se alejaban de allí...(por lo menos hasta que esto se pase, parece ser que añadieron).
Saludos.
Rubén.

Daniel dijo...

El capitalismo fracaso estripitosamente, pero nadie se atreve a buscar una alternativa y los banqueros y directivos de empresas lo saben y se siguen aprovechando de la situación para cobrar grandes suedos en la gran mayoria de los casos injustificados.

· Tomàs Baiget dijo...

Ok, el capitalismo tiene fracasos, pero más ha tenido el comunismo.
Ojalá se pudiera instaurar en todo el mundo un socialismo estilo Suecia.
En el fondo yo confío que las cosas irán mejorando y que existirá más control. Siempre habrá aprovechados, eso va en los genes humanos. Menos mal que los aprovechados de ahora parecen menos salvajes, pues los controles sociales les impiden serlo más.
La incógnita mayor quizá se deba a la "nueva sociedad" de las TIC, inédita. La historia ya no se repetirá igual.

Anónimo dijo...

¡Hola! Quiero hacer una sugerencia que sin duda es de sentido común...
¡Podría ser una recomendación de tu abuela!
El día que se instauren los principios y valores al alza, ese día empezaremos a equilibrarnos.

Por ejem;

1º.- Ser una persona de palabra nos convierte en relevantes.
Ser un cantamañanas delecnable.

2º.- Ser honesto con uno mismo y con los otros es motivo de admiración.
Por el contrario ser un chorizo es despreciable.
3º.-Hacer buen uso de la riqueza es de personas inteligentes.
Dilapidar es de ignorantes.

Estoy convencida de que esa es la direccionalidad.
De momento no hay que desesperar. Somos minoria, pero no estamos equivocados.

Saludos
Geli