jueves, 13 de agosto de 2009

Esta España mía, esta España nuestra

Recién llegada de Rumanía, las preguntas sobre las diferencias entre los dos países se repiten. Obvio en esta recopilación los comentarios maledicentes y despectivos que, como en el caso de Colombia, manifiestan una “ignorancia topificada” del mundo que nos rodea. Sin embargo, resulta curioso que la perspectiva del interrogante sea puesta de manifiesto mayoritariamente con una sonrisita de arrogante superioridad. Pues bien, estas son algunas de las diferencias encontradas:

1) En la gasolinera más apartada, el chiringuito más cutre, el Magazine Alimentariu más apartado, el bar más sórdido de carretera… los baños están limpios, hay papel abundante, toallas y el dispensador de jabón ¡está lleno! Es más: en los parques, las playas, las ferias… hay servicios públicos. Llego a esta España del primer mundo -despectiva con gitanos y ladrones, tal vez por ser reina entre los mismos-, y de la T4 al Xixón en fiestas, no encuentro un water que cumpla los requisitos, ni en bares, ni en conciertos ni fiestas (donde, directamente, la media sale a un WC por 10.000 asistentes, y cierran en cuanto acaba, no les vaya a dar por mear a todas, que de ellos no hablo, así hieden las esquinas, portales, playas)
2) No hay bolsas de plástico en los supermercados; llevas, como siempre, como antaño, la tuya de casa. ¿Creo que aquí fue la polémica del verano, no? En el 2010 hablamos.
3) Los niños aprenden en la escuela, desde la primaria, el rumano, el ruso, el francés y el inglés. Por cierto, todas las películas son subtituladas, que también ayuda a salir de la ignorancia, moverse por el mundo y romper las barreras idiomáticas que nos caracterizan.

Cruzando el muro de San Lorenzo de Xixón, una familia a hora punta, dice una niña a su padre, tal vez recordando las clases de ciudadanía: “Papá, iremos por el semáforo…” Y el padre contesta, tirándose entre los coches con las bolsas de la playa y arrastrando tras sí a su mujer y vástagos: “Por el medio, hija. ¡Esto es España!”

Y yo, recién llegada, pienso: ¡Qué lástima!

4 comentarios:

rlavandera dijo...

cuanta razón tienes .... qué triste!!!

A dijo...

envuelta en sus andrajos desprecia cuanto ignora

Manel Aljama dijo...

¡Hola! He aterrizado en tu blog y me encanta.
Esa sensación que has tenido la tuve yo la primera vez que salí de España y se me repitió una vez cuando pasé de Mónaco a San Remo (hay escasos kilómetros). Tal vez el mundo greco-latino esté todavía en el "agua vaaaa" de la Edad Media...

Daniel dijo...

Nos vamos todos para Rumania Pilar.