martes, 21 de septiembre de 2010

Labordeta, in memoriam


La primera vez que escuché esta mítica canción de José Antonio Labordeta tenía quince años. Franco había muerto hacía poco más de un año y una convulsa España iniciaba tímidamente su andadura democrática. Labordeta, Lluis Llach, Jarcha, Paco Ibáñez, Luis Eduardo Aute, Camaretá... los primeros cantautores llenaban teatros y pabellones -¡cuántos pasaron por el pabellón de la Arena!- con sus odas a la libertad, palabra que al ser dicha ensanchaba los pulmones, alzaba los brazos y unía las manos de los allí congregados. Eran letras sencillas y directas; la voz y la guitarra se bastaban para clamar, para reivindicar, para hacer saltar las lágrimas y poner los pelos como escarpias. Hablaban de un tiempo pasado y un mundo nuevo por construir, y el recado que transmitían rebasaba sus figuras, adquiriendo una dimensión casi litúrgica. Lo recordaré siempre sobre aquel escenario desnudo, con su aspecto venerable, arremojando la tripa que llegaba la calor, por encima de sus otras múltiples facetas de escritor o político. Porque en su voz la música era literatura y también política. Y, sobre todo, porque coreando su Canto a la libertad nos hicimos más libres.

Y para quien quiera profundizar más en su fugura, recomiendo este especial de El País con doce vídeos de distintos momentos de Labordeta
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