Me costó trabajo encontrar una foto de la fallecida cantante donde no saliera sangrando, con el rimmel corrido, estragada por un colocón monumental...Carnaza de la prensa, reina de los Aaargs, Amy tenía una buena voz pero una mala vida. O disfrutó de una buena y breve vida, según donde pongas la raya. Ella la ponía en el ojo y en la nariz, lo malo es que la del ojo se quita, la otra te pone, y pide más y más. Ha vivido deprisa y muerto joven, pero no se si deja un cadáver bonito. Los cadáveres bonitos son como las meigas, habralos, pero nunca los habrás visto.
La ganadora de 5 Grammys se ha unido al tristemente célebre Club 27, el grupo de jóvenes estrellas de la música que han muerto a los 27 años de edad, estrellados contra la fama, las exigencias del mercado, contra si mismos. Drogas y alcohol para evadirse, elevarse, hundirse. Jimi Hendrix falleció a los 27 años en Londres en 1970 después de beber un cóctel de vino y píldoras para dormir, mientras que el Rolling Stone Brian Jones se ahogó en una piscina en 1969. En el Club 27 también está Janis Joplin, que murió en 1970 por una supuesta sobredosis de heroína. El grupo está integrado además por Jim Morrison, que murió en 1971 de un fallo cardíaco y el guitarrista de la banda Nirvana Kurt Cobain, que se pegó un tiro en 1994. Y ahora Amy, puesta hasta el moño, se incorpora a la banda. Las chicas buenas van al cielo, pero está claro que en el infierno se toca la mejor música...
domingo, 24 de julio de 2011
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