miércoles, 17 de abril de 2013

Nazis, filoetarras y otras argucias PPropagandísticas


Al final el PP se queda solo, tumba la Iniciativa popular de millón y medio de firmas (se limpian el culo con ellas) e imponen su ley sobre los desahucios, como harán con la del aborto a instancias de la Iglesia, confundiendo mayoría absoluta con absolutismo. Y encima, nos llaman nazis, como si los nazis no hubieran sido quienes echaron de sus casas a los judíos, homosexuales, gitanos…

Ante esta tergiversación y manipulación de la Historia, voy a resumirles (no me gusta hacerlo, pero lo que yo quería decirles ya  lo hizo él muy bien) un artículo de Javier Gallego, sobre la propaganda PPropaganda nazi, que empieza citando la Ley de Godwin: cuando uno se queda sin argumentos en una discusión, recurre al viejo y patético truco de llamar “nazi” al adversario.
 
Si leen ustedes el clásico de 1950 de Jean Mari Domenach, “La propaganda política”, encontrarán unas reglas que sintetizan los métodos de manipulación nazis. Hace unos años, el publicitario catalán Marçal Moliné amplió la lista en un artículo hasta establecer  los Once principios de la propaganda, atribuidos a Goebbels en la red, y aplicados con rigor por el partido del Gobierno.

  • Principio de simplificación y del enemigo único. Es el clásico pepero “todos los que no están con nosotros son ETA” .
  • Principio de contagio. El gobierno y los medios de la derecha están contagiando la idea de que hay muchos escarches y de que todos los afectados por la hipoteca son violentos. No se confunda otra vez: por cada escrache pacífico, hay miles de familias sin techo, desalojadas con violencia
  • Principio de transposición. Un clásico de la política española: el “y tú más”. Decía Goebbels: “si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan”. El PP no hace nada para evitar los desahucios, por eso inventan un problema mayor: los escraches. Y con ayuda de los medios están consiguiendo que hablemos menos de Bárcenas…
  • Principio de exageración. Pues eso, la señora Cospedal diciendo que los escraches son “nazismo puro”, Cifuentes diciendo que los miembros de la PAH son “filoetarras” o Arenas explicando que “no son escraches, son acoso”. Por supuesto, Ada Colau es Hitler, además de filoetarra.
  • Principio de vulgarización. En Mein Kampf puede leerse: “Toda propaganda debe adaptarse al menos inteligente de los individuos a quienes vaya dirigida. La capacidad de comprensión de la multitud es limitada”. De aquí que muchos de ustedes piensen al escuchar al gobierno: “Nos toman por tontos”. En efecto.
  • Principio de orquestación. Se atribuye a Goebbels la frase: "Si una mentira se repite lo suficiente, acaba por convertirse en verdad". A ello ayudan todos los miembros del PP, que repiten estas ideas una y otra vez sin fisura alguna, aunque el tema del día sea otro.
  • Principio de renovación. Aunque la idea se repite, el PP renueva su formulación: que si ETA, que si filoetarras, que si criminales, que si los violentos, que si antisistema, que si antidemócratas, que si intimidación, que si acoso, que si nazis.
  • Principio de verosimilitud. El discurso tiene que parecer creíble y apoyarse en argumentos distintos para darle veracidad.  Da igual que luego los vídeos demuestren ante el juez que no hubo violencia, lo dicho, dicho está.
  • Principio de silencio. En esto son maestros, en callar acerca de lo que les desacredita, como Bárcenas o cuando intentan eliminar la palabra “desahucio”.
  • Principio de transfusión. "Por regla general la propaganda opera siempre a partir de un sustrato existente, un complejo de odios y de prejuicios tradicionales", escribió Domenach. Se empieza por decir que los desahuciados vivieron por encima de sus posibilidades, después se identifica a los que protestan contra los desahucios con antisistemas y se acaba con Sigfrid Soria diciendo que les va a arrancar la cabeza a hostias a los perroflautas.
  • Principio de unanimidad. Solo unos pocos miembros del partido han vivido un escrache pero quieren hacer creer que hay un ataque unánime a la democracia porque ellos son los demócratas y los demás "nazismo puro". 
Sus principios están claros, su forma de actuar también. ¿Saben que me preocupa? El silencio de los corderos, esa manada que ya ni siquiera grita camino del matadero, convencida de que el pastor hace lo que tiene que hacer. Y lo hace bien, no me digan.

1 comentario:

Molina de Tirso dijo...

Lo hacen de puta madre. No razonan, se indignan sin motivo, apelan a la sensiblería, a dar pena. Por dos razones: 1) Saben que en política se prospera apelando a la emoción más que a la razón (como dice la filósofa Victoria Camps en su ensayo El gobierno de las emociones). Y 2) No tienen argumentos.
Enhorabuena por un artículo tan completo y razonado, pero ¿ves? no tiene eco, nadie contesta. Parece que solo hay respuesta cuando se roza la emotividad.
Efectivamente, ¡¡somos tontos!! :(