Les ahorro el cúmulo de tópicos que les diría
presencialmente y reparto pródiga en estas fechas. Ya me conocen, al calor de
las tradiciones soy mujer propensa al entusiasmo y al cariño. Dense por
felicitados, achuchadas y reciban los besos más cálidos y sentidos esta noche.
Pero déjenme desearles, de todo corazón, salud para el 2014.
Salud para seguir viendo amanecer cada día y sorprendernos. Salud
para disfrutar de las pequeñas cosas: un buen libro, una película, una sonrisa,
la amistad, un encuentro inesperado, esa cita largamente esperada, la lenta
lectura del periódico en la mañana festiva, ver las olas romper contra el
malecón, pasear y pensar, dormir y soñar, un buen desayuno y sobremesas prolongadas,
el vermú que se hizo cena, la alegría de tener cerca a los seres queridos, la
satisfacción que devuelve hacer el bien, ser solidario, ayudar a los demás,
aprender algo nuevo cada día…
Salud para superar los achaques, los bajones, las
depresiones, la resaca, el dolor de la pérdida, la indignación, tanta
estulticia…
No les auguro más empleo, ni menos corrupción, ni el fin de
los recortes, ni la recuperación económica o de los derechos y libertades
secuestrados por este gobierno. Antes veremos perseguidos a los jueces que a
los banqueros juzgados y, de los imputados que están en el candelero, tantos
serán condenados como inmediatamente indultados. Aprendimos rápido las reglas
del juego, de su juego con baraja trucada. ¡Qué remedio!
Pero cada día será nuevo, abre una nueva página, y le deseo
salud para estrenarlo, vestirse con sus horas y mirarse al espejo sonriente,
antes de echar su cuerpo a la calle y brindarle al sol el milagro de la vida. Habrá
jornadas aburridas y fechas señaladas, nada ha sido escrito todavía. Cada día
traerá su afán, sus alegrías y sus miserias, sus sustos, placeres y desengaños,
temores y satisfacciones. Ese ropero renovado nos hace más viejos y más sabios,
es el calendario que siembra la rutina y cosecha ilusiones y esperanza.
Sólo les digo que nunca llovió que no abocanara, así que, a
mal tiempo una sonrisa. Y salud, para que reciba cada mañana de pie los próximos
365 días. Que no es poco.
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