martes, 31 de diciembre de 2013

Salud año nuevo

Les ahorro el cúmulo de tópicos que les diría presencialmente y reparto pródiga en estas fechas. Ya me conocen, al calor de las tradiciones soy mujer propensa al entusiasmo y al cariño. Dense por felicitados, achuchadas y reciban los besos más cálidos y sentidos esta noche. Pero déjenme desearles, de todo corazón, salud para el 2014.

Salud para seguir viendo amanecer cada día y sorprendernos. Salud para disfrutar de las pequeñas cosas: un buen libro, una película, una sonrisa, la amistad, un encuentro inesperado, esa cita largamente esperada, la lenta lectura del periódico en la mañana festiva, ver las olas romper contra el malecón, pasear y pensar, dormir y soñar, un buen desayuno y sobremesas prolongadas, el vermú que se hizo cena, la alegría de tener cerca a los seres queridos, la satisfacción que devuelve hacer el bien, ser solidario, ayudar a los demás, aprender algo nuevo cada día… 

Salud para superar los achaques, los bajones, las depresiones, la resaca, el dolor de la pérdida, la indignación, tanta estulticia…

No les auguro más empleo, ni menos corrupción, ni el fin de los recortes, ni la recuperación económica o de los derechos y libertades secuestrados por este gobierno. Antes veremos perseguidos a los jueces que a los banqueros juzgados y, de los imputados que están en el candelero, tantos serán condenados como inmediatamente indultados. Aprendimos rápido las reglas del juego, de su juego con baraja trucada. ¡Qué remedio!

Pero cada día será nuevo, abre una nueva página, y le deseo salud para estrenarlo, vestirse con sus horas y mirarse al espejo sonriente, antes de echar su cuerpo a la calle y brindarle al sol el milagro de la vida. Habrá jornadas aburridas y fechas señaladas, nada ha sido escrito todavía. Cada día traerá su afán, sus alegrías y sus miserias, sus sustos, placeres y desengaños, temores y satisfacciones. Ese ropero renovado nos hace más viejos y más sabios, es el calendario que siembra la rutina y cosecha ilusiones y esperanza.


Sólo les digo que nunca llovió que no abocanara, así que, a mal tiempo una sonrisa. Y salud, para que reciba cada mañana de pie los próximos 365 días. Que no es poco.

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