jueves, 19 de febrero de 2009

Jueves de Comadres



"La fecha de Comadres se celebraba únicamente en Salitre, aunque el matriarcado protohistórico al que decían se remontaba era común a todo el territorio norteño. Se trataba de un acontecimiento anual que nunca nos perdíamos y en el que las moradoras de la casa Roja participábamos activamente. Ya de pequeña íbamos todas, con las pescaderas y las vecinas, y así hacían las tejedoras, las tenderas, las obreras de las fábricas de tabaco, conservas, textil y vidrio, las limpiadoras, las enfermeras, las maestras…; todas las mujeres, agrupadas por afinidad sanguínea o laboral, desde tiempos inmemoriales, se reunían aquel jueves.
Los actos se iniciaban por la mañana, con un pleno de mujeres en el Ayuntamiento, voladores, campanas, bandas de música, comparsas y un desfile gremial donde las componentes y participantes eran exclusivamente del sexo femenino. Y aunque la fiesta se extendía por toda la ciudad y las faldas tomaban los lugares públicos (era la correspondiente tradición que los hombres no pisaran la calle ese día), el acto principal era la merienda-cena que se organizaba en el recinto ferial, muy cerca de la playa.
La fiesta consistía en congregarse para merendar, calentarse con la bebida, disfrazarse, cantar, bailar, criticar a los grandes ausentes y reír, sobre todo reír. Porque siempre empezaba alguna y nos contagiábamos todas rápidamente. Era una purificación colectiva, desbordante, mucha risa pasábamos en Comadres. Tardé en ser consciente de que, para la mayoría, aquello era algo excepcional en su gris cotidiano, en su negro y carmín. Para nosotras era todo mucho más sencillo, no había otro sexo al que rendir cuentas y sólo era motivo de celebración. Además, Manola estaba siempre en la organización, porque había formado parte del grupo que recuperó la fecha tras la guerra y la dotó de contenido social, y era como si fuera un poco nuestra. Desayunábamos todas juntas, nos arreglábamos como para una boda y salíamos a la calle, donde nos juntábamos con las vecinas y empezábamos a cantar:

Que los hombres no se asomen,
que no salgan este día,
que es la fiesta de Comadres
y estamos de romería.
Les toca cambiar pañales,
fregar y hacer la comida.
Hoy la mujer no trabaja
que la jornada es festiva.
¡Sal a la calle, comadre,
que empieza la romería!"

Un buen momento para descargarse la novela de la columna izquierda y leerla.

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