jueves, 12 de febrero de 2009

Yo también soy Eluana...


Iba a hablar hoy de Roberto Saviano y la Gomorra napolitana, pero cedo la columna al autor y su artículo publicado en El País de ayer. Los que hemos vivido de cerca un caso así, sabemos que nadie sufre más que la familia, pero también que la dignidad es el último recurso de la persona, máxime cuando la vida (LA VIDA) la ha abandonado y no existe, no hay, no es más que una carcasa mantenida artificialmente, víctima del encarnizamiento terapeútico. Promovemos el derecho de toda persona a disponer con libertad de su cuerpo y de su vida y es legítimo y derivado el derecho a elegir libre y legalmente el momento y los medios para finalizarla, sobre todo si así lo ha expresado quien ya no puede hacerlo.

Ramón Sampedro fue un caso que conmocionó a la sociedad, era la suya una decisión propia y con plenas facultades. Al final buscó la trampa de la ley, para darnos una lección moral de libertad. Beppino Englaro no. Pudo haberle pagado a una enfermera o ido a Holanda en silencio, como dice Saviano. Pero eligió quedarse en su país y darnos una lección inolvidable de ética y amor (o qué otra cosa es negarse a utilizar sus pústulas y llagas para dorar el morbo de la masa, ávida de expiaciones colectivas)

Esta libertad irrenunciable, tan frágil y amenazada, nuevamente se ve atacada y cuestionada por una presunta moralidad religiosa, político-religiosa en este caso, como lo fue también el del Hospital Severo Ochoa de Madrid. Caso sobreseído, por cierto, nada pudo ser imputado al doctor Montes, tampoco le fue pedido perdón público alguno, al contrario: como en Italia, el gobierno del PP en la Comunidad de Madrid hizo caso omiso de la sentencia judicial para seguir cubriéndole de sospechas bajo el manto de la ignominia.

Este es un tema inaplazable, condenado a ser noticia por el discurso hipócrita y la falsedad argumental de quienes convierten una decisión personal en un debate público, sintiendose martillo de herejes, látigo de impíos. En Italia, por añadidura, tomó tintes de golpe de Estado pero quienes votaron a Berlusconi sabían lo que hacían y, sobre todo, lo que viene haciendo este sujeto, digno heredero de Il Duce, con la democracia y la justicia, convertidas por su mano en vedettes de la farándula mediática más casposa. Seguirán votándole, no en vano ayer ganó en audiencia Gran Hermano (en su cadena) a todos los documentales y noticieros emitidos a la misma hora con motivo de su muerte.

Yo también soy Eluana, al fin libre. Gracias, Beppino, buen padre, por luchar por mis derechos.

1 comentario:

Daniel dijo...

Es lamentable en este caso la actitud de la Iglesia catolica y del impresentable de Berlusconi, la estrema derecha se junta sin ningun pudor en esta situación tan intima y dolorosa para la familia.