ETA NO, ETA EZ

Generalmente, en el origen, las cosas tienen su explicación. Coincidíamos en ello en Colombia. Sus FARC se remontaban a 1948, "nuestra" ETA había nacido en los años finales del franquismo. Sin embargo, concluíamos, la continuidad de estas organizaciones estaba en la actualidad más unida a su propia supervivencia que a la demanda social de rebeldía ante regímenes totalitarios. Igualmente, las que en principio nacieron como células de ayuda a la población civil en situación de represión habían degenerado en bandas armadas dedicadas a la extorsión, el asesinato y tráfico de armas o drogas y tenían en contra a los propios que les habían apoyado.

Nada hay que justifique en la España de hoy su existencia, no hay ninguna justificación para el asesinato de una persona. Y menos aceptable es, aún, que los muertos se esgriman como aval en las negociaciones frente a la palabra, en el marco de la democracia. Y esta, más buena que mala, mejor o peor, es la nuestra de cada día, la que construimos entre todos.

¿Qué diálogo podemos entablar con quien nos amenaza? ¿Qué argumentos admiten la pistola y la bomba? Únicamente el poder del miedo es su fuerza, atávicos usos que procuran la dominación de los espíritus débiles, la inercia de la estulticia colectiva, el silencio resignado y cómplice de la masa.

Al hilo de ello, aún más dolorosa que la noticia de este nuevo asesinato, me ha resultado la declaración de un vecino de Arrigorriaga a las cámaras de televisión, que, el mismo día, mientras se encogía de hombros declaraba: Cosas de la vida...

Quizá sea ese, desgraciadamente, el "problema vasco".