domingo, 14 de febrero de 2010

Un pasito p’atrás…y tres más.


Uno, la política: En Ourense, Baltar consigue hacer hereditario el poder político a base de tejer una tupida red de deudos. ¿Qué hace que una formación política gobierne un ente local –o autónomico- ininterrumpidamente durante treinta años, toda una democracia, y amenace alcanzar en su duración en el poder a Franco? (Aplicarlo, navegantes)
En el siglo XIX el caciquismo era una práctica que mezclaba el abuso de poder y la manipulación de las elecciones. A la cabeza de esta práctica se encontraban los caciques, personajes con cierto poder e influencia, sobre todo en asuntos políticos, en el área rural. Estos, siguiendo instrucciones del gobernador civil de cada provincia, amañaban las elecciones, a veces manipulando los resultados electorales, otras aplicando la violencia y, en algunos casos, cambiando votos por favores.
Algo hemos mejorado en cuanto a manipulación de resultados electorales y violencia; en el cambio de votos por favores seguimos igual y en cuanto a seguir las instrucciones del gobernador civil, nanay, aquí cada uno campa a sus anchas y se considera dueño del feudo. A esta independencia de los caciques (aquí ya no hay ni disciplina de partido ni ná) se suma la ampliación del área de expansión del caciquismo: se mantiene en el medio rural y triunfa en las ciudades. Hay quien hipoteca su voto por un cargo, un puesto, un viaje, una entrada, una promesa, dinero, una recomendación, una subvención… favores varios, pequeños eslabones que nos mantienen encadenados a un pasado que, de tanto esconderlo, justificarlo, eximirlo…acabaremos por olvidar. El pueblo que olvida su pasado está condenado a repetirlo.

Dos, la justicia: El sindicato ultraderechista Manos Limpias, la asociación Libertad e Identidad y Falange Española de las JONS interponen contra Garzón una querella por prevaricación al haber abierto el proceso conocido como “recuperación de la memoria histórica” que permitiría localizar a nuestros desaparecidos. No muertos ni fusilados, desaparecidos, missing. El desaparecido es una incógnita, no tiene identidad, no está vivo ni muerto. Está desaparecido. No hay nada peor que la desaparición de un ser querido, no queda ni un lugar donde llorarle, no puedes dar rienda suelta a la indignación por la impunidad del delito, no puedes emprender acciones legales, pedir responsabilidades. No hay cuerpo que abrazar, justicia que ejercer. Ni se pide justicia, tan sólo restos que enterrar, un lugar donde poner flores. Hay muertos sin derecho a la vida y otros que parecen seguir con vida después de muertos.

Tres, la religión: El arzobispo de Granada comparó la reforma de la Ley del Aborto con el régimen de Hitler, alegando que los crímenes nazis no eran tan "repugnantes" como los que permite cometer dicha ley. Para Martínez, la mujer que aborta "mata a un niño indefenso" y, por tanto, "da a los varones la licencia absoluta, sin límites, de abusar" de su cuerpo. Dejad que los niños se acerquen a mí…

5 comentarios:

Roberto Tega dijo...

Así están las cosas. La coreografía del absurdo en el día a día

Unknown dijo...

Off topic.

Es curioso esto de viajar en el tiempo. De hecho hoy, miércoles 9 de febrero de 2010, estoy comentando un post fechado el domingo 14 de febrero de 2010. Será cosa de San Valentín.

En fin, me voy que tengo el DeLorian mal aparcado.

Unknown dijo...

¿Miércoles 9? Yo tampoco sé en qué día vivo.

Teresa dijo...

La política, La justicia y La religión, el absurdo de la vida.

Pasaba por aquí.

Un saludo

Anónimo dijo...

Ya sé que los principios son los principios y tal. Pero cuando la mayoría de nosotros no sabe donde está la tumbas de nuestros bisabuelos, nos estamos rasgando las vestiduras por ignorar la de algunos de nuestros abuelos. Si claro, la guerra civil (perdida), la Transición incompleta, y otras gaitas, suena a musiquita de burguesitos ociosos que carentes de dioses elaboran con lo que tienen un culto a los antepasados bastante lamentable. ¿Muertos? ¿Desaparecidos? , todos los días hay una mujer o un hombre desaparecido vivo a nuestro alrededor, ¿que no los vemos? Pues eso digo, desaparecidos. Las historias de la memoria historica ya pertenecen a la patología de la Casa de Bernarda Alba, ¿cuanto luto hay que rendir a unos abuelos que no supieron, ya no digo ganar, sino evitar una guerra absolutamente evitable? Tampoco es para hacerme mucho caso, todo esto es cosa de curas y ya nadie les escucha, salvo... otros curas y otras monjas con otros vestidos talares. Por eso a quien le importa si en veinte años las administraciones públicas tendrán que organizar misas en las catedrales para curiosidad de los turistas.