Garzón, víctima de la triple A +A

Acuerdo entre el PSOE y el PP para controlar políticamente el poder judicial, tanto del Consejo General de Poder Judicial como del Tribunal Supremo. No conformes con monopolizar el legislativo, a resultas de la Ley D’Hont que nos condena al bipartidismo y elimina las opciones de los grupos minoritarios, los dos partidos políticos alternantes festejaron en su día el fin la independencia del sistema judicial español y bloquearon cualquier mecanismo de control sobre sus decisiones que no fuera meramente político.

Alianza entre tres organizaciones de la ultraderecha: Manos Limpias, Falange española de las JONS y la asociación Libertad e identidad, que, paralelamente, se dedican a celebrar misas y encuentros en recuerdo de la Victoria, de homenaje a Franco y a los caídos por Dios y por la Patria (los vencidos además apátridas..), haciendo ostentación de banderas preconstitucionales, camisas azules y brazos en alto.

Amnistía, Ley 46/1977. También preconstitucional, que olvida legalmente “todos los actos de intencionalidad política, cualquiera que fuese su resultado, tipificados como delitos y faltas realizados con anterioridad al día 15 de diciembre de 1976” y extingue la responsabilidad de “los funcionarios y agentes del orden público contra el ejercicio de los derechos de las personas” (sic) Efectivamente, Franco lo dejó todo atado y bien atado.

Amnesia de esta sociedad, carente de memoria reciente y mucho más de la histórica, dispuesta a dolerse de las víctimas del terrorismo pero dispuestas a olvidar las víctimas de los crímenes de un Estado dictatorial construido a “golpe” de hierro y sangre. ¿Quién osa recordar al medio millón de muertos, represaliados, fusilados, desaparecidos, ejecutados sumadísimamente? ¿Quién pretende invocar sus nombres? Y, aún peor, ¿quién se atreve a tildar de asesino al gobernante que bendijo -bajo palio- el fratricidio?

Moralejas ad hoc: Los tunos todos son unos, quien siembra vientos recoge tempestades y de los polvos vienen los lodos. ¡Ah! Y el pueblo que olvida su historia está condenado a repetirla.

PD: El New York Times lo dice todo al respecto

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