De toros, corridas y encierros

Seis muertos seis este año en diferentes encierros “populares.” Más cornás da el hambre, seguro, y vista la cantidad de morlaco suelto mueren pocos. Morlaco, además de toro, significa hombre rústico, del campo y también hay muchos sueltos por villas y ciudades, que disfrutan como alimañas (animales irracionales o personas despreciables, malas, de bajos sentimientos) en estos encierros.

Prohíben las corridas y se arma la de dios, será porque son de pago, pero con el populacho nadie se atreve. Que es nuestra fiesta, dicen. Oiga, será la suya, yo casi me apunto al Oktoberfest, la fiesta de los alemanes, que cumple este año los 200 y lo único que se golpea son los barriles de cerveza para abrirlos. Aquí también se bebe en estas fiestas, cómo no, el salvajismo con alcohol es menos o más disimulado, pero al final se mata, que es lo que mola. Ni pesca sin muerte, ni toros sin muerte. Y si en el tránsito muere algún espectador es lo de menos, aumenta el morbo, la repercusión, que no pare la música. Viva la tradición.

El toro no sufre, qué va, dónde va a ir usted a parar, ni si se lo lancea, lo quema o lo mata. Tampoco los gatos, ni los perros, ni las personas, oiga, el toro es mío, de mi pueblo, y la mujer también, y toda la vida estuvieron ahí para llevarlas, clavarles la banderilla, el cuchillo de cocina, lapidarlos hasta la muerte, que se lo merecen, lo piden a gritos, es consustancial a ellos mismos. ¿No fue así siempre? Toda forma de tortura es deleznable, al igual que los sacrificios rituales debería formar parte del pasado...

A mi la tauromaquia no me ofende, no la de Creta que saltaban al animal y hacían peligrosas acrobacias, ni la de Portugal, con sus rejoneos y forcados, sin muerte ni daño al toro. Me ofende que haya que picar al toro y banderillearlo previamente, cobardemente. Si son tan machos y tienen tantos cojones -¿o es relleno?- que lidien al animal de frente, de tú a tú, sin masacrarlo a traición y sin ayuda. Y al primero de los dos que deje la vida sobre la arena, que le corten el rabo. Olé.