jueves, 5 de junio de 2008

La resaca del éxito

Pues sí, señoras y señores. Al final gané las apuestas y lució el sol, estaba claro que los dioses nos eran propicios. El día no podía empezar mejor.

Tras la comprensible carrera a la pelu y el inenarrable momento lejía, tuvo lugar el desayuno con medios. Estaban todas las agencias y la charla fue muy entretenida y prolongada con mucho interés y continuas preguntas. Es una época muy desconocida y un tema de mucho interés. Estuvo muy bien.

Contaba, cómo no, con la inestimable compañía de Alfonso Mateo Sagasta -un descubrimiento como autor y, sobre todo, como persona-, Patricia Escalona y Jesús Fernández, Chus el bibliotecariu. Y, por supuesto, con Silvia, atenta a todo en la sombra móvil en ristre. Gracias mil a los cuatro. Fue un día largo pero gozoso, que todos disfrutamos, labrando amistad entre carrera y cañita. ¡No hay más que ver en la foto lo felices que estamos!

Razones teníamos para ello: casi 100 personas en la presentación, el doble de libros vendidos ¡y firmados! Además, ya sabéis que me gustan las dedicatorias largas y personalizadas, los libros incrementan su precio en las librerías de viejo, hay que pensar en los hijos.

Al terminar, nos fuimos un numeroso grupo, más de veinte, a la zona de Huertas, donde había reservado un "cañeo" para los amigos, y allí estuvimos, asturianos, vallekanos, toledanos, madrileños y, por supuesto Alfonso, Chus y Silvia hasta altas horas. A las tres de la mañana todavía nos sacó una foto un basurero en la plaza de Santa Ana a las últimas irreductibles ástures, dispuestas a iniciar la reconquista literaria del panorama estatal.

Al día siguiente, más firmas y otra cena, dormir dos horas, a la T4 y ¡a trabajar! Así que lo de la resaca queda explicado, lo del éxito también. Salió todo perfecto, inmejorable. Pero, sobre todo, las críticas son más que buenas, así que os animo a leerla. Todo el mundo resulta gratamente sorprendido por el ritmo trepidante de la narración, pero, sobre todo, impresionado al conocer los hechos que acontecieron. La Historia, en cualquiera de sus rincones, esconde una novela.

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