Inconmensurables. Magníficas. Fantásticas. Rompedoras. Geniales. Divinas. Tanto tiempo buscando féminas referentes para el olimpo del feminismo, tanto empeño en mejorar la situación social de la mujer, tanta teoría y hete aquí la sorpresa: en un deporte minoritario, masculino, singular. Y en casa, para más señas.
Estas muchachas reinan por derecho propio en el universo deportivo y su séquito fiel y agradecido, la afición, lo sabe y las acompaña, compartiendo con ellas la satisfacción del éxito, la embriaguez de la conquista, la sidra, las risas, la felicidad.
Nada de Naomis Campbelles ni Kates Moss, por no hablar de las Belenes Estébanes. ¡Dónde vas a ir a parar! Frente a estas insípidas, operadas, decadentes, artificiales mujeres couché, nuestras jugadoras de hockey levantan su naturalidad, su juventud, su tesón, el mérito como producto del esfuerzo, del sudor, del entrenamiento, del sacrificio, de la dedicación.
Mientras las otras son efímeras reinas del photoshop, encumbradas por volubles intereses mediáticos, las chicas del Biesca Gijón pasarán a la Historia del Deporte Europeo ostentando una triple corona sobre sus cabezas. Sin darse importancia. Ellas sí que son modelos a imitar. ¡Y menudo pase nos dieron!
Estas muchachas reinan por derecho propio en el universo deportivo y su séquito fiel y agradecido, la afición, lo sabe y las acompaña, compartiendo con ellas la satisfacción del éxito, la embriaguez de la conquista, la sidra, las risas, la felicidad.
Nada de Naomis Campbelles ni Kates Moss, por no hablar de las Belenes Estébanes. ¡Dónde vas a ir a parar! Frente a estas insípidas, operadas, decadentes, artificiales mujeres couché, nuestras jugadoras de hockey levantan su naturalidad, su juventud, su tesón, el mérito como producto del esfuerzo, del sudor, del entrenamiento, del sacrificio, de la dedicación.
Mientras las otras son efímeras reinas del photoshop, encumbradas por volubles intereses mediáticos, las chicas del Biesca Gijón pasarán a la Historia del Deporte Europeo ostentando una triple corona sobre sus cabezas. Sin darse importancia. Ellas sí que son modelos a imitar. ¡Y menudo pase nos dieron!
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